Píldora de protocolo “USTED PRIMERO” Reglas de cortesía
Desde temprana edad, se nos enseña la importancia del «buen comportamiento». Se nos enseña a ser educados, considerados, a comer adecuadamente, a caminar correctamente, a hablar de cierta manera. Todo esto (y mucho más) se suma a las complejas reglas de la buena etiqueta.
Al visitar un país nuevo y aprender su idioma, puede ser increíblemente ventajoso aprender lo que significa «buena etiqueta» en ese país.
En pocas palabras, la etiqueta es la intrincada red de reglas que rigen el buen comportamiento y nuestras interacciones sociales. Refleja las costumbres, la historia, los códigos éticos de una sociedad y las reglas de los diversos grupos a los que pertenecemos.
En el pasado, los poderosos usaban la etiqueta para recordarle a la gente su propio estatus dentro de la sociedad y para reforzar ciertas restricciones sobre los individuos dentro de esa sociedad.
Saludar a alguien que conoces es una parte vital de la cortesía y la buena voluntad. Todas las sociedades tienen alguna forma de saludo. Son básicos para la interacción civilizada.
El primer punto sobre los saludos es hacerlos. Es importante decir «hola». También es importante hacer presentaciones incluso cuando no esté seguro de cómo debe hacerse en esa situación. Cada saludo y presentación es una oportunidad para demostrar respeto por los demás y crear una impresión favorable de sí mismo ante los demás.
Cuando saluda a alguien, reconoce su presencia. La mayoría de la gente hace esto automáticamente y apenas se da cuenta de que lo está haciendo. Pero no saludar a alguien que conoces puede causar fácilmente sentimientos heridos y malentendidos: no estás reconociendo su existencia en tu presencia. Poco puede considerarse más ofensivo que ignorar a alguien de forma patente, ya que esto afecta al corazón de las necesidades humanas más básicas, la inclusión y la interacción social.
Si alguien que generalmente saluda a los demás de manera amistosa no lo hace un día, esas otras personas pueden sentirse desairadas o pensar que esa persona se está comportando de manera extraña. Esto puede suceder por una variedad de razones, como estar preocupado o distraído, llegar tarde a una cita y tener prisa, o incluso olvidar sus lentes y no poder reconocer a alguien que conocen. Por lo general, estas omisiones se pueden corregir con un cordial saludo en la siguiente ocasión, pero estas omisiones ilustran el primer aspecto esencial de los buenos modales, que es notar a otras personas.
En general, recuerde que la parte más importante de hacer presentaciones es hacerlo. Los errores se pueden perdonar, pero siempre es descortés no presentar a dos personas que no se conocen entre sí.