Píldora de Protocolo | ¿Y si el invitado VIP no quiere estar en primera fila?

En protocolo, como en la vida, no todo está escrito. Hay normas, precedencias y estructuras formales, sí, pero también hay personas, personalidades, situaciones inesperadas… y decisiones que deben tomarse en tiempo real. Una de ellas, más habitual de lo que parece, es esta:

¿Qué hacemos cuando el invitado de mayor rango no quiere ocupar el lugar que le corresponde?

El invitado que quiere pasar desapercibido

Aunque el protocolo establece claramente quién debe ocupar la presidencia de un acto o sentarse en el centro de una mesa, algunas personas con alta responsabilidad institucional o relevancia pública prefieren evitar el foco. A veces por humildad, otras por estrategia, comodidad o simplemente porque no desean acaparar la atención.

Pero… el protocolo no siempre se lo permite.

No porque quiera imponer, sino porque su función es otra: transmitir un mensaje institucional claro, simbólicamente ordenado y respetuoso con los roles.

¿Qué se hace entonces?

📌 Se negocia.
Sí, el protocolo también es una forma de negociación silenciosa entre lo simbólico y lo práctico. Quienes se dedican a organizar actos saben que, muchas veces, el trabajo empieza en las conversaciones previas, donde hay que encontrar equilibrios que respeten a la persona sin romper el mensaje institucional del evento.

  • Si el invitado insiste, se puede acordar que esté en una ubicación destacada pero no central.

  • O que tenga una intervención breve, pero no ostente visualmente la presidencia.

  • Incluso puede evitarse mencionarlo explícitamente, pero dejar que su posición lo comunique por sí sola.

💡 Lo importante es que el lenguaje visual del acto no contradiga el respeto que se quiere transmitir.

Adaptar sin perder el mensaje

En protocolo, como en la comunicación, no se trata de forzar normas, sino de saber adaptarlas con criterio y coherencia. Cada acto tiene un contexto, un objetivo y unos protagonistas diferentes. Por eso, la flexibilidad (cuando está bien fundamentada) no es una debilidad, sino una muestra de profesionalidad.

🎯 El buen protocolo es el que respeta las formas sin perder de vista a las personas.
🎯 El gran protocolo es el que sabe cuándo ceder, sin dejar de comunicar lo esencial.

Conclusión:
La presidencia no siempre se impone. A veces se construye en un diálogo. Porque, como bien sabemos en la Escuela Internacional de Protocolo, el verdadero arte del protocolo está en organizar lo visible… respetando lo invisible.


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