¿Sabías que… los zapatos pueden cambiar el protocolo de un evento?
En protocolo, nada es casual. Desde la ubicación de un invitado hasta el tipo de papel en el programa, todo tiene intención. Y sí, también el calzado. Aunque a menudo se pasa por alto, los zapatos pueden alterar —o reforzar— el mensaje institucional de un acto.
Porque en este lenguaje silencioso que es el protocolo, el vestuario no es una simple cuestión de gusto o estética: es comunicación no verbal al más alto nivel.
Cuando los zapatos hablan (y no siempre bien)
Cada evento tiene un nivel de formalidad que debe mantenerse para que el conjunto sea coherente. Y el calzado, aunque a veces parezca un detalle menor, puede ser un elemento clave en la percepción de quien lo lleva… y de quien lo observa.
🔸 Calzado deportivo en actos formales: Aunque cómodo, puede transmitir un mensaje de informalidad o desinterés. En contextos diplomáticos o institucionales, este tipo de elección puede incluso interpretarse como falta de respeto.
🔸 Tacones excesivos o poco funcionales: En ceremonias oficiales o eventos con movimiento (recepciones, entregas de premios…), unos tacones demasiado altos o llamativos pueden romper la armonía del vestuario, dificultar el desplazamiento o generar incomodidad.
🔸 Sandalias, plataformas, botas llamativas…: En ciertos contextos, especialmente si se es parte activa del evento (presentador, cargo institucional, intérprete), se recomienda calzado cerrado, discreto y funcional, que acompañe el tono sin robar protagonismo.
¿Significa esto que hay un único zapato correcto?
No. El protocolo no impone modelos, pero sí establece límites y criterios que dependen de:
👞 El tipo de evento (gala, acto académico, jornada empresarial, recepción oficial…).
🕰️ El horario (no es lo mismo un desayuno institucional que una cena de gala).
📍 El espacio (interior, exterior, escenario, escalones…).
👤 El rol de la persona (asistente, invitado de honor, técnico, prensa, organizador…).
Calzado y coherencia
El objetivo es sencillo: coherencia entre la función, la imagen y el contexto. El mejor zapato será aquel que acompañe el conjunto sin restarle fuerza, que transmita profesionalidad sin buscar atención por sí mismo, y que permita al que lo lleva desenvolverse con seguridad y elegancia.
🎯 El protocolo no dicta tendencias, pero sí marca límites que protegen el sentido del evento y el mensaje institucional.
Conclusión
Los zapatos también forman parte del código. Y en protocolo, los códigos importan. Por eso, antes de pisar la alfombra (literal o metafóricamente), conviene pensar en qué queremos decir… incluso con los pies.
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