Comunicación política e institucional en tiempos de pandemia

La comunicación política está jugando un papel fundamental en el escenario de la crisis sanitaria. El Diploma de Especialización en Política y Protocolo, título propio de la Universidad de Granada que impartimos desde la Escuela Internacional de Protocolo de Granada, no es ajena a esta nueva realidad cambiante y nuestros profesionales sabrán proporcionarte las claves sobre ¿qué decir ? ¿a quién? ¿cómo? ¿por qué vías? ¿cuándo? ¿con qué frecuencia? Peguntas todas a las que, ante la sobreexposición informativa existente en los medios tradicionales y en las redes sociales, un profesional de la comunicación política e institucional debe saber dar respuesta de manera transparente, resolutiva, empática y generando confianza.

 

En este nuevo paradigma de la COVID-19 nuestros dirigentes deben informar con la máxima transparencia, pero al mismo tiempo deben saber transmitirnos medidas impopulares y transitorias en forma de restricciones y limitaciones que en las condiciones de normalidad previas a la pandemia serían inconcebibles, pues vulnerarían nuestros derechos fundamentales.

 

Es esencial que nuestros dirigentes políticos, sea cual sea su estrategia de comunicación, generen confianza para que la ciudadanía esté al tanto de la evolución de la pandemia y las decisiones que se tomen nos les pillen de sorpresa, ni se perciba que eventualmente carezcan de justificación o parezcan improvisadas. La retórica del discurso actual tiene como objetivo convencer a los votantes, simpatizantes, y a la población en general de la necesidad ineludible de tomar ciertas medidas en pro de un bien común

 

La persuasión para movilizar e implicar a todos los ciudadanos en esta lucha contra la COVID-19, es una cuestión prioritaria y trascendental. Para ello,  los líderes políticos deben cuidar estos tres aspectos en su forma de comunicar: la imagen que transmiten, la capacidad de apelar a la razón y al sentido común de las personas, y lo más importante, desde la empatía y el principio de unidad y más allá del sesgo ideológico, tener capacidad para movilizarlos.

 

Las comparecencias públicas no pueden ser rígidas y luctuosas, desde el respeto, debe haber espacio a la  espontaneidad en unas intervenciones marcadas por un tono tranquilizador y divulgativo.

 

Como en el común de los mortales, la tragedia saca en nuestros políticos su lado más compasivo, cercano, empático y autocrítico, y en base a ello, se debe comunicar para todos  generando vínculo, solidaridad y sentimiento de identificación. El político debe mostrar su lado más humano pero sin caer en una actitud excesivamente paternalista, que pudiera ser malentendida a la hora de ejecutar y asumir responsabilidades en su gestión de la crisis.

 

El ingrediente esencial para garantizar el respeto de las medidas implementadas es la confianza, y así parece que lo han entendido la mayoría de nuestros dirigentes políticos. La retórica conversacional que transmite el mensaje debe ser la adecuada, pero también mostrar que el dirigente político que la transmite tiene el CONTROL DE LA SITUACIÓN.